Si tan sólo

Nuestras manos no se quedan quietas. Yo, intento ponerla sobre su pierna. Ella, la retira. Y se sonroja. Y yo, yo vuelvo a hacerlo. Se ríe. Me regresa a ver y clava sus ojos sobre los míos. Yo hago lo mismo. Tenemos esta manía de vernos fijamente, entrecerrando nuestros ojos...

Alza la voz por ti

“Yo no te eduqué para que permitas que nadie nunca te falte al respeto. Siempre supe que serías una locomotora que cuestionaría aquello que estuviera mal, que alzaría la voz para cambiar el ‘status quo’ cuando tu libertad y la de otros estuviera en juego”. Es lo que me dijo mi papá cuando le pregunté si hacía bien al...