11 lecciones de mis peores días

La sangre salía como agua de una manguera. Después del golpe, recuerdo pedirle a mi primo, el conductor, que se detuviese. “¡Para Nando! ¡Mi pierna! ¡Me duele la pierna!” Tenía un dolor muy fuerte desde la rodilla hasta el tobillo. Cuando regresé a ver lo que había sucedido, mi pie...