Pachangas

¡Cambio! ¡Cambio! Grito asfixiado mientras me dirijo a la banda. Otro compañero entra apresurado para cubrir mi puesto. ¿Cómo es posible? ¡No hará ni diez minutos que empezó la pachanga*! Yo, que me pasaba horas jugando como si la final de la Copa del Mundo se disputara cada tarde en...