El lapsus de una madre en tiempos de COVID-19

Acabo de subir a mi cuarto para llorar…

Sé que eso no va a resolver nada, pero después de tantas horas tratando de ser fuerte, y sin poder dormir, mi corazón no pudo más.

Y para no preocupar aún más a mi familia he elegido romper en llanto por unos minutos en la soledad de mi habitación.

Siempre me han dicho que soy una mujer fuerte, y sí, la mayor parte del tiempo me he sentido como tal, toda mi vida he estado dispuesta a afrontar lo necesario para sacar adelante a los que más quiero. Sin embargo, esas antiguas batallas siempre tenían enemigos visibles o conocidos contra quienes luchar…

Ahora cuando el enemigo es desconocido e imperceptible a los sentidos: ¿Cómo puede una mujer fuerte seguirlo siendo? ¿Cómo serlo ante la posibilidad de que el temor más grande de tu vida se convierta en realidad? ¿Cómo serlo cuando te das cuenta de que no puedes garantizar que el aire que respiran tus hijos sea bueno para ellos? ¿Cómo serlo cuando algo que parece ser una simple gripe los postra y en tu mente solo giran las peores preguntas y temores, que no te atreves a compartir? ¿Cómo serlo?…

En este corto lapso de tiempo no he logrado encontrar respuestas, pero he tenido que enjuagar rápidamente mis lágrimas pues mi hijo mayor me ha llamado y es hora de la medicina para la fiebre de mi hija menor… debo volver a la imagen de fortaleza que ellos conocen, dejando a un lado mis propios temores y pidiendo a la vida desde lo profundo de mi corazón que todo este caos solo se convierta pronto, en un lejano recuerdo de nuestra memoria.

Una de tantas historias incompletas de una Pandemia. Bonus 2 de 3.

Autora: Silvia Sofía Pesantes Merchán.

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