Ceguera blanca

Durante los últimos días vengo pensado en cómo se podría eliminar el racismo en el mundo y se me han ocurrido un montón de ideas; fortalecer el sistema educativo, ampliar las penas, realizar un mejor control de contenidos en medios de comunicación, realizar exámenes psicológicos con mayor énfasis en discriminación, etc; y entre todo lo que me ha venido a la mente, rescato una reflexión profunda y una idea loca.

La reflexión: No encuentro ninguna razón para pensar porqué yo puedo ser menos que otra persona o porqué alguien puede tener más valor por su color de piel, condición económica, orientación sexual o cualquier otra cosa que se me ocurra; simplemente no la encuentro y eso me frustra, me enoja, me desanima, porque disfruto solucionar problemas complejos… pero este, no lo puedo solucionar. Entiendo a toda la gente que marcha en Estados Unidos por conseguir algo que en mi reflexión se siente igual de doloroso, aunque tan presente en la sociedad en la que vivo sin ir tan lejos y sin tanta repercusión mundial. Es verdad, tenemos un problema y no es en Estados Unidos, es en el mundo.

Idea: Te parecerá algo absurdo, al menos al principio. Tampoco busco que estés de acuerdo conmigo mientras lees mi opinión, simplemente es una idea utópica… bien extraña y que nunca hubiera pensado que coincidiría con una pandemia como la actual.

La idea la encontré en un libro que leí hace muchos años del escritor portugués José Saramago, que se llama: “Ensayo sobre la ceguera”. Uno de los mejores libros que he leído y que transcurre cuando un evento marca la humanidad… “De pronto un hombre parado frente a un semáforo se queda completamente ciego; ha comenzado una pandemia llamada Ceguera Blanca; en pocos días, todos quedaremos ciegos”. La ansiedad que genera todo el libro por saber que se van a quedar ciegos es supremamente alta y te lleva muchas veces a cerrar los ojos e imaginarte cómo podría ser tu vida si pierdes la vista de un momento a otro. Solo por un momento hazlo, cierra los ojos en donde estés e intenta moverte sin tropezarte, prepararte un café o tomar un transporte público, ¿Cómo te sientes? Ahora intenta a hablar con alguien mientras mantienes los ojos cerrados para pedir ayuda y que te permita hacer todo lo que te he pedido antes; ¿eres capaz de saber solo por su voz de qué color es su piel? ¿cuál es su condición económica o su orientación sexual? es más, aunque lo supieses de alguna forma, ¿podrías hacer solo estas actividades rutinarias? La respuesta es no, y en lo último en que pensarías es en las diferencias que tienes para enfocarte en conseguir ayuda. Bajo la narrativa de esta historia todos somos iguales durante una pandemia que causa ceguera, pero lo triste es que para poder serlo hemos tenido que perder uno de nuestros sentidos. Mientras que la pandemia del COVID nos quita el aire hasta dejarnos sin oxígeno al igual que la pandemia del racismo, que tuvo el mismo efecto sobre Floyd pero con un resultado fulminante de solo diez minutos y sin perder ningún sentido.

 Al final, la idea loca es que la humanidad sufra una pandemia de “Ceguera Blanca” y no una de “Covid”. Pues en la primera todos somos iguales, intentaríamos ayudarnos y no morimos, mientras que en la segunda todos somos diferentes y podríamos morir por falta de oxígeno, “aunque no estemos enfermos”.

Autor: Miguel Viniegra.

https://web.facebook.com/miguel.viniegra https://twitter.com/mviniegra1979

Una de tantas historias incompletas sobre la Racismo. Historia 2/3

2 Comments

  1. Miguel Mendez

    Felicitaciones Miguel. Excelente relato sobre un tema de actualidad,muy lamentable por cierto, y muy bien hecho el parangón con esa formidable obra: Ensayo S buobre la Ceguera de ese gran escritor como fue el portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura

    1. admin

      Muchas gracias por su palabras Miguel, nos alagan y nos motivan.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *