Una Receta de Riqueza

La lectura es un placer
  • 2 tazas de mote

Ayayay, el agua ya está hirviendo.

 “Cristian, tráeme más leña de afuera, que se me baja la llama”. Para mí, el agua siempre me ha parecido lo más puro de esta tierra, debe ser porque por aquí el agua emana de ella. “Quesf este guambra como se ha demorado. ¡CRISTIAN!” “Después tu papá llega y no encuentra la olla lista para la gallina ¡APÚRATE!!” 

  • 2 cebollas.

 Por fin llega el Cristian con la leña. Le apuro: “Ponle un palo más al fuego. Rapidito pues”. 

  • 10 papas

Ya tengo cortadas y tostadas las papas desde ayer. Unas diez papas están bien para todos porque somos 8 en total. 

  • Ajo
  • Comino
  • Ají
  • Sal

Ayer conseguí unos ricos ajíes donde mi comadre abajo en el pueblo. No siempre se consiguen así de grandes y frescos. “Francisco, cierra la puerta ve, que tu hermano ha dejado la puerta abierta”. 

Tengo que acordarme de decirle a mi marido, cuando regrese, que arregle esa puerta, que clave bien esa tabla que anda suelta desde hace años. Miro por la ventana y me pierdo en el paisaje, en la laguna. Admiro la sabiduría de la Pacha Mama. 

Recuerdo la última vez que hice este plato. Fue hace casi un año que fue cuando pudimos comprar todos los ingredientes necesarios. En esa época fue también cuando vino esa señorita a visitarnos de la capital. Una extranjera bien amable pero llena de ideas, todas locas. Ella se asombraba tanto de cómo vivíamos “¿Cómo pueden vivir con tan poco? ¿Con tanta pobreza?” repetía. En la noche ella comió con nosotros. Siempre hay para compartir.

  • 3 cucharadas de aceite. 

Probemos la salsa. Un poco más de comino necesita. 

Ya casi está lista la comida y toca llamar a todos a la mesa a comer. 

¿Quién está por aquí? 

¡Javier! Digo ¡Mauricio! Ay, no es ¡César! “¡César, llama a tus hermanos a comer!”. 

Comienzan a entrar todos y también llega mi marido. Qué ruido y desorden hacen cuando estamos todos juntos dentro de la media agua. En total tenemos 6 hijos, todos varones. Todos juntos. Todos saludables y todos uno con la tierra.

Mientras se acomodan y comienzo a servir la comida, se me pasa otro pensamiento por mi cabeza, y es porque aquí tengo todo lo que necesito. 

El calor del fuego, la comida en la mesa, el amor de mi familia y mi chocita. No necesito más. Me acuerdo de la señorita y sonrío por dentro.

¿Pobres nosotros? Qué va. No, nunca. Nada nos falta cuando nos tenemos el uno al otro. 

Voy a servirme otro plato …

Autor: David Carrillo

Una de tantas historias incompletas sobre la Pobreza. Historia 2/12

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4 Comments

  1. Leda

    Me encanta esta historia . Felicidades por hacerme llegar a ese mundo imaginario llamado felicidad.

    1. admin

      Gracias Leda. Nos alegra tu felicidad.

  2. Larissa

    Hermosa historia, la verdadera riqueza despojada de lo tangible.

    1. admin

      Gracias por tu mensaje Larissa. Es bueno darnos cuenta donde está la verdadera riqueza.

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