La cocina es un arte

La cocina es un arte - Leda Roth

¡Niña pon atención y escoge bien los frijoles!, que aún tienen piedrillas y basura. Tienes que aprender que los frijoles para que queden suaves y deliciosos, tienen que ser cuidados y cosechados con amor y dedicación a la tierra. Así, cuando los cosechemos, serán los frijoles más exquisitos que nadie haya probado.

Eso ocurría una y otra vez cuando mi abuela me ponía a «escoger » los frijoles para el guiso del día. Es que para mi familia, el cocinar era toda una fiesta y celebración.

Malena era la encargada de la cocina y todos los días le preguntaba a mi mamá María, ¿Doña Mary, hoy qué se cocinará?, ella con voz firme y segura respondía…»antes de que eso suceda, por favor asegúrate de que la cocina esté limpia y ordenada, sabes que para mi el cocinar no solo es una obligación, es un arte, y ese arte se hace con amor»…sí Doña Mary, no se preocupe,  usted ya sabe, respondía Malena.

Entonces empezaba el ritual de escoger el menú. Si se iba a cocinar pollo, eso constaba desde seleccionarlo, para lo cual siempre se debía asegurar que fuese fresco, del mismo día; luego, determinar la forma en que se lo cocinaría y para terminar, definir el acompañante.

Todo era una fiesta al momento de cocinar… había música, risas, regaños y hasta llantos, y no por hacer las cosas por obligación, ¡sino por cortar la cebolla! Nunca faltaba el traguito de ron o aguardiente y hasta una bailadita de vez en cuando nos dábamos…mi mamá María decía, «sin trago y música, la comida queda insípida»…y sí, ese era su toque mágico.

A mi me tocaba limpiar todo lo que se ensuciaba… pero era parte del ritual. Cuando todo quedaba listo, venía la puesta de mesa para celebrar lo que se había cocinado. Todos en la casa nos sentábamos a la misma hora a deleitarnos de los platillos que día a día se hacían, pero no solo era eso, también teníamos que estar presentables para la ocasión y conversar sobre temas familiares y problemas, si es que los había. Pero lo más importante era compartir con todos. Ese olor a comida no solo te satisfacía el apetito, sino que también te llenaba el alma. Ojalá y esos tiempos de «antes » se pudieran repetir,  donde el cocinar sea un arte y no una manera de supervivencia.

Una de tantas historias incompletas sobre comida. Historia 7/12.

Autora: Leda Roth

2 Comments

  1. Miguel Mendez

    Excelente historia muy bien narrada, definitivamente comparto que el cocinar es un arte. Felicitaciones a su autora.

  2. Elizabeth Rodriguez

    Me transportaste a mi época de niña cuando al igual mi oarticipación era lavar los trastes aunque de repente mover el arroz hasta que esté al punto listo era un momento agradable. Yo aprendí a cocinar sin nunca haber preparado nada, solo viendo como se hacia y no es por nada pero tengo muy buen sazón y al igual mi madre me decía que el ingrediente principal para cocinar, es el Amor. Me encantó tu escrito. Muchas Felicidades amiga!!!

Responder a Miguel Mendez Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *